Bi Polar

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Los Erizos / The Hedgehogs

.
Después de una serie de películas (vistas en salas de cine, claro) de las que se esperaba un mucho y que han decepcionado un bastante -como Katyn, El Imaginario del Dr Parnassus, Buscando a Eric o In the Loop (se admiten discrepancias)-, el sensualista ha visto una que le ha llenado, o sea, que le ha... emocionado.

Se llama El erizo y está dirigida por una tal Mona Achache - y digo una tal porque este sensualista no es, precisamente, ningún erudito en el arte cinematográfico. Es la adaptación de una novela de hace pocos años titulada La elegancia del erizo.

Dejamos de lado los aspectos menos buenos de la peli: algunos personajes aparecen ligeramente desdibujados, uno de los protagonistas se queda en un retrato de una forma algo acartonada y el principio resulta poco convincente.


Para que se hagan una idea...

Lo mejor de todo es la manipulación que hace del espectador, y la atención que reciben personajes que bien se parecen a erizos. Vale: a los Erizos. En la película aparecen, por lo menos, dos: una mujer que empieza cayendo regular y una niñata con toda la pinta y conducta de ser insoportable.


Sírvase como banda sonora de este texto

Muchas veces se les llama raros; otras, excéntricos, y, últimamente y con un gran margen de error, frikis. Aclaremos: un Erizo suele estar solo. Nunca escucha los 40 Principales, ni habla a voces, ni tiene intención de ir a cenas de Navidad, ni le cae bien Shakira, ni utiliza palabras como lindo o bonito, ni lee a Paulo Coelho, ni dice piropos a gente desconocida, ni sale en pandilla, ni ve un partido de fútbol entero (a menos que tenga una fijación extradeportiva con uno de los participantes), ni sale a cenar, ni compra palomitas en los cines, ni se siente patriota, ni va en chándal por la calle, ni quiere hacer un crucero, ni viste a la moda, ni participa en carcajadas de chistes, ni debate sobre el aborto, ni opina sobre la idea de dejar de fumar, ni se plantea estar en una fiesta de soltería, ni pronuncia nombres como Mariano Rajoy o Rodríguez Zapatero, ni levanta mecheros encendidos en los conciertos, ni le gusta la música tropical, ni se pone el jersey sobre los hombros, ni -para acabar- disfrutará nunca con una película romántica.

En otras palabras, le resulta más fácil destacar lo que no le atrae que aquello que le gusta aunque puede ser un amador más que un odiador. Lo que ocurre es que cada Erizo vive de una manera muy distinta.

El Erizo, como es de esperar, no suele ser especialmente bienvenido en los círculos sociales, en los mundillos. Vive muy a su aire y eso produce cierta desconfianza en la mayoría, siempre dispuesta a encontrar caracteres fácilmente acomodaticios. El Erizo escapa de definiciones y, sobre todo, a la de ser buena gente.

Se queda, tal vez, en el calificativo de raro como forma de limitar su personalidad.

Y ahora dice uno que no le importa vivir a lo Erizo. Y ahora... Oh, escucho alguna voz: "Pues a mí tampoco". Y me parece oír por ahí: "A mí me gusta ser Erizo...". Se está animando la cosa: en estos momentos alguien está diciendo: "Es que prefiero ser un Erizo a pasar por...". Ya vale... Venga, por favor: no entremos en comparacioooones. Déjenlo o...

¿No les encanta esta imagen?

Simplemente díganme si alguna vez les han reprochado que son... raros.

Algún día habrá tantos locos que los poquitos que no lo sean serán acusados de tales. Piensen un momento en este pensamiento filosófico. Y piensen entonces que... ¿no será que los raros son los demás, es decir, la Mayoría?


Para que comprueben si era esto... y el horror del doblaje

¡Ah! En la noche del estreno de esta película en la céntrica sala comercial de una ciudad de más de medio millón de habitantes... solo había 3 ó 4 espectadores...

.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Noche que noche nochera


Midnight Blue, de BARNETT NEWMAN

Casi todas las entradas de este blog están escritas bastantes horas después de haberse puesto el sol. Las envuelve, las abriga y -espero- las inspira una oscuridad eléctrica.

Un sensualista debe amar la noche sobre todas las cosas ...aunque declare en "Del retiro" que quiere vivir de día pues -resentidos de tan pocas horas de sueño- tanto su cuerpo como su espíritu necesitan la noche para olvidarse del mundo, es decir, para dormir (que le resulta, por otra parte, una pérdida de tiempo).

Pero, ay, es imposible: se multiplican los intentos vanos de -con perdón de la ordinariez- acostarse temprano. No hay manera. Se ha pensado en varias soluciones: ¿derribar tabiques para que, en un ambiente de loft, consiga tentarnos ese elemento conocido como cama? ¿O -más fácil- traerse un objeto llamado almohada allá adonde va uno de manera que apetezca abrazarse a ella y llevársela a lo mullido del colchón? ¿O trasladar definitivamente el dormitorio a la entrada de la casa?

Es una magia que no tiene que ver ni con la pasión amorosa ni con el desenfreno marchoso. Es la noche en sí.

Es otra historia, una que se parece a las alucinaciones que infunden ...temor.


Cuando, sin ánimo de epatar, afirmo que la frase "La noche me confunde" refleja una gran verdad, se quiere dejar bien claro que hay un duende escondido en la penumbra que nos convierte en marionetas.

Que, en esos momentos, a uno le acecha la locura.


Y también la ensoñación, como en el piano demente y las líricas confesiones de...


Algo que solo encuentra explicación en lo abstracto:


Esta parte es el "Allegro" de La Notte, pero ¿no suena más a la intensidad?


Faltan a esta cita a ciegas "The Night Is Still Young" de Pizzicato 5, "Noches entre rejas" de Carlos Berlanga" y el soberbio "Open All Night" de Marc Almond.

Tengan, pues, a bien, mucho más tarde que el momento del crepúsculo, confesar cuál de esas piezas anteriores les parece que representa mejor el misterio de que se habla. ¿O es que han localizado otras canciones para estas horas que les gustan todavía más? Ah, ¿que sí? ¿Y cuáles son?

Hay un enamoramiento nocturno que va más allá de la pasión y de las elucubraciones, el que lleva por precioso título "Noche oscura del alma" y que, al ser -percibe uno- mucho más que un encuentro religioso, se aparece como estremecedor:

En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía
ni yo miraba cosa,
sin otra luz o guía,
si no la que en el corazón ardía.

El corazón arde de noche.

.

Del retiro

Ya me he visto las venas
demasiadas veces. Ya he buscado acogida muchas veces
en bastantes casas del amor. Ya no quiero otra cosa
que un retiro en el que yo viva la madrugada
cuando termina
y nunca más cuando empieza.

Capital del deseo (2008)


.

sábado, 28 de noviembre de 2009

¿Artistas? / Artists?

.

Al sensualista no le une parentesco alguno con los nativos de Jamaica, isla caribeña de donde procede un género musical llamado reggae y que tiene poco que ver con la obra de ídolos sensualistas, como Marc Almond, David Bowie, Carlos Berlanga o Wolfgang Amadeus Mozart.

Pero es que la música que ha hecho gente como Black Uhuru a uno le conmueve: directa, bailable, cantable, racial:



El tema de hoy NO es el reggae. El temita es uno que al sensualista le parece glorioso. Escuchen detenidamente a pesar de la cutredad de imagen. Mejor fíjense en los minutos y segundos situados en la parte inferior derecha de la siguiente pantalla:



Uno empieza a emocionarse con esos vientos del principio, con la voz arenosa del tal Ranking Dread (ese From pain! que exclama al minuto y medio) y, sobre todo, con los guitarrazos que empiezan en 0:34, que -en medio de un sonido de bajo más que reverberante- adquieren protagonismo cuando la canción da paso a su parte dub (segmento instrumental en el que manda el bajo) en 3:47 y que, finalmente, a partir de los 4 minutos 25 segundos entran en un extraño diálogo de ecos y latidos. Después del minuto 5 y 44 segundos, el paroxismo ya es total y se puede observar a un sensualista levitando de rítmico placer (sic).

Alucinado por la canción que no se deja de escuchar, el sensualista se deleita online con el álbum Ranking Dread in Dub: todo en él son vientos emocionantes, voz arenosa perfectamente medida, bajos reverberantes, guitarrazos sorprendentes. Qué emoción. "Voy a oir más cosas de este tío". Mmmm. Bueno, voy a ver si está vivo, es decir, su biografía. mientras..."

Así, uno se entera de que Ranking Dread nació en un ambiente empobrecido en 1955, que -a mediados de los 80- se vio envuelto en la muerte de un policía en su país natal, que -a raíz de esto- fue contratado por una banda de sicarios, que se le encarceló por estar acusado de más de 30 asesinatos, que consiguió fugarse, que se fue a Inglaterra, que allí continuó con su carrera delictiva a la par que musical llegando a alcanzar cierto éxito con su canción "Fattie Boom Boom" (¡un homenaje a todas las gordas del mundo!) de 1981, que entonces participó en actividades relacionadas con violaciones y tráfico de drogas ilegales, que siguió sacando discos, que en 1988 fue extraditado a Jamaica, que no está claro dónde estuvo después, que le detuvieron en Canadá -llevando pasaporte falso- por rajarle la cara a su novia con una navaja (para otros, solamente por posesión ilegal de armas de fuego), que le devolvieron a Jamaica, que allá dio con sus huesos en la cárcel a pesar de sus intentos de pedir asilo político en Canadá y que murió en 1996 en circunstancias poco claras (según algunas páginas web, de un ataque al corazón; según otras, envenenado).

A uno le ha sucedido con este... artista. A ustedes les puede ocurrir con otro -cantante, pintor, director de orquesta- que les guste a rabiar: se enteran entonces de que el artista se ha dedicado a la pederastia, al tráfico de armas o a maltratar físicamente a sus parejas (No; mejor no digo nombres) . ¿Qué hacen? ¿Les siguen gustando de la misma manera sus canciones, sus cuadros, su... obra?

-¡Glubs! -dejó escapar el sensualista cuando supo de la vida de este hombre...

¡Pensar que sus canciones le parecen gloriosas! ...Creía que en el mundo de los artistas no pasaba esto...



Qué bonito es el arte...






.

martes, 17 de noviembre de 2009

A nadie le encanta el cine / Nobody loves the cinema


"Eres como todos los tíos, pero, en vez de con el fútbol, con lo de ir al cine". Este ha sido el reproche que más me ha gustado de todos los que me han dedicado. Lo sigo agradeciendo todavía más que los comentarios que muestran claramente su desacuerdo con las opiniones del que suscribe.

¡Qué fácil y qué corriente es decir "Me gusta ir al cine"! Y luego resulta que NO ES VERDAD. Uno supone que, si gusta, es que APASIONA y que se hace lo posible por practicar esta actividad. Pero, muchas veces, hay planes de ir a ver una película y... ah, oh, vienen los "es ques" y los "¿Y si no...?" y se cambia de idea por distintos motivos:

1.- se está muy agusto dando una vuelta, tomándose algo o ...otras cosas y lo primero que se sacrifica es ir al cine

2.- se plantea ir a cierta peli, pero la sala comercial en cuestión o bien a) está lejos, b) hay demasiada gente porque es sábado, o c) los asientos recuerdan a la alfombra de un fakir

3.-
hace calorcito -o fresquito- y se oyen frases como "¿Meterme yo en un sitio cerrado en verano?"

4.- estando de viaje, se considera una pérdida de tiempo conocer las salas comerciales de otro país y no digamos de otra ciudad del nuestro

5.- no hay ganas de leer letreritos o, por el contrario, la nueva MODAlidad: "es que está doblada"

Y falta el más socorrido: "Yo es que al cine no voy solo" (Más bien sola).

Para cualquier sensualista que se precie, estar en una sala de cine es la culminación de una velada placentera; ante las ganas de no perderse determinada película, las condiciones del local pasan a un segundo plano (obsérvese la agudeza léxica de la expresión); pocas veces viene mal un aire acondicionado con sonido e imagen; esos sitios siempre le resultan interesantes en otras latitudes, etcétera.

Este fin de semana estuvo el sensualista en un Festival de Cine Europeo (¿adivinan cuál?) y quería ver cierto largometraje para el que -ya el día anterior- se habían agotado las entradas. Esto afirmó una de las taquilleras; menos mal que se le preguntó a otra, que dijo: "Una hora antes liberan algunas".

Allí que se plantó el que les habla sesenta minutos antes del momento de la proyección de Wrong Rosary y se encontró con otros tres gatos que estaban esperando que se liberaran entradas para otra peli. Pero no había noticias de la liberación. Allí estábamos los cuatro aguardando el gran instante ...como a las puertas de una cárcel o de un zulo... comentando la tardanza ...hasta que, después de interminables minutos, ¡liberaron a las cautivas!

[Tranquilos todos: habrá otro texto sobre Pequeñas e Insustanciales Anécdotas Registradas en Distintas Salas de Cine del Mundo, con el subtítulo 'Desde Chipre hasta Texas pasando por Túnez']



Un motivo final que demuestra la falsedad de la variante "Me-encanta-ir-al-cine" es que a esos sitios se va...
1º) a comer (en lugar de al restaurante tipo Palomitería);
2º) a charlar (comentando aspectos de la película o lo estúpida que es la amiga ausente), o
3º) a toser.

Díganme ustedes, por favor, que sí, que les gusta ir al cine. Porque no se atreverán a afirmar lo contrario. Y pónganse en fila para justificar su opción.

En realidad... (lo diré bajito) a mí tampoco me gusta ir al cine. Pero solo tengo tres motivos y son fáciles de superar: uno) me cuesta soportar versiones dobladas; dos) es molesto convivir con multitudes, y tres) me encanta dormirme en la penumbra sentado en una butaca y con una buena película aburrida de fondo. Todo lo demás son ventajas.



lunes, 16 de noviembre de 2009

Quién será



QUIÉN SERÁ


Habrá una figura que, casi sin querer,
se desprenderá del público arrebañado
y me invitará a bailar.

¿Cómo será? Será una figura clara -de púrpura y de plata-,
con flores diminutas por todo el cuerpo
y quizá también por su interior.

¿Cómo hablará? Sera prudente en sus frases,
réplica de los diálogos del cine
y de las artes menores.

¿Y cómo amará? Me querrá con deseo y con quietud,
me escuchará al acabar el día,
me estrechará con la mirada,
me contará cómo le empujaba el viento,
me dejará pensar en mi vida
y me recordará a ti.

Capital del deseo (2008)



domingo, 8 de noviembre de 2009

Estamos de obras... / Having Workmen In...



Imaginen un asunto muy poco sensualista. Imaginen un tema cutre, carca, trivial, nada artístico. Imaginen que su hogar se ve invadido por una obra sin operarios y que, por tanto, parece que no va a terminar nunca. Una famosa frase: "Estoy de obra". "¿Por qué no viene su hijo a clase?" "Es que estamos de obra".


Tenía gracia este vídeo...

Me refiero a otro tipo de... obras. ¿Recuerdan a José María Álvarez de Manzano, cierto alcalde de Madrid de la década de los 90? A los de provincias nos llegaban noticias de este hombre por dos motivos: a) porque mandaba cerrar locales nocturnos; b) porque, durante su mandato, Madrid era una pura obra.

Uno se reía un poco de las quejas sobre el excesivo número de metros de asfalto levantado, del lloriqueo provocado por las numerosas aceras abiertas y zanjas despanzurradas... siempre pensando que eso suponía mejoras para la ciudad. Pero, ahora que, en ese sentido, todos somos Madrid, se cambia de opinión.

¿Han oído ustedes hablar del Plan E? Se supone que, una vez ha fracasado el plan original, hay que pasar al plan B. Parece que no han funcionado ni estos dos ni el C ni el D porque ya vamos por el E, también conocido como Plan Estatal de Inversión Local.

Un sensualista no puede ser experto en estos temas, pero intuye que gran parte de este plan consiste en gastar partidas presupuestarias en asuntos que se lleva el viento. No se entiende bien que muchas de las reparaciones acometidas tengan por objeto el levantamiento de bordillos durante semanas y semanas para volver a dejarlos prácticamente como estaban.



Tampoco entiende el motivo por el cual se pone patas arriba todo un bulevar de casi un kilómetro de longitud en la ciudad donde viven mis señores padres, convirtiéndolo así en intransitable y -lo que es casi peor- en horroroso a la vista (además de dañino para los árboles del mismo) cuando ese Paseo ya había sido objeto de unas terroríficas obras hace poco más de cinco años. Solo que esta vez no se ve a nadie trabajando en él.

Y aún entiende menos todavía cómo unas obras tan molestas y discutibles como las de un metro en una ciudad de poco más de medio millón de habitantes pueden demorarse de tal manera que lo más habitual sea incumplir los plazos a que se han ido comprometido Ayuntamiento y empresa contratada.

Por otra parte, comprueben qué tipo de problemas acarrean actuaciones de este tipo, por ejemplo, al norte de España. O al sur.
Y al este. Y al oeste. ¿No suenan a chamusquina las actuaciones inútiles en los cuatro puntos cardinales? ¿Esas mismas en las que rara vez se ve a obreros trabajando? ¿Las mismas que, para molestar mucho menos, podrían ejecutarse por la noche? (Perdón por este último ruego: eso ya es pedir demasiado...).

Un sensualista quiere pensar que se trata de parches en lugar de plantearse el levantar un tejido industrial que, verdaderamente, vaya más allá de un simple estímulo -o pellizco- para la economía y el empleo. He dicho.

Lo fundamental es la vida diaria -ya de por sí lo bastante machacona- de la gente, de los pomposamente llamados ciudadanos por aquellos que, ordenando el levantamiento sistemático de los suelos de las calles que son de todos, han conseguido amargarles -amargarnos- la vida a los ciudadanos. Ya ha llegado un momento en que uno está bastante harto. No sé: igual a ustedes no les parece para tanto...

Pero terminemos mejor: con una canción sobre el tema (al menos, en el título) y que gustaba mucho:


.