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Tranquilícense, que no les voy a felicitar la Navidad. Se la voy a felicitar a los centros comerciales, que no dejan de mandarnos sus mejores deseos, pero ¿quién les felicita a ellos? Nadie. Felicitar, felicitación, felicitaciones, feliz, felices, felicidad. Vaya empacho.
Esta vez el sensualista se nos va a poner un poco descarnado y proclama: me arrepiento de haber glorificado la tristeza, la melancolía e incluso la depresión. Uno se ha recreado demasiado en estar mal.
El estribillo dice "So sad, so sad". Más o menos: "Qué triste, qué triste"
Como tenemos la costumbre de echar la culpa a otro, yo se la voy a echar al mundo de Las Artes, tanto mayores como menores. Hay canciones maravillosas que ensalzan el estado de abandono. Hay películas magistrales que, directa o directamente, abogan por seguir una vida lúgubre. Hay imágenes que incitan a la desolación.
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No hablo tampoco de obras en las que la penurria sea protagonista con un -valga la expresión- mal rollo propio de cantautores y gente que no se arregla de forma atractiva. Hablo de obras bien hechas, preciosistas, meticulosas y brillantes. Es decir, llenas de belleza. Pero hay algo...
A esto del señor Rothko lo llamo yo Un Bellezón
Seguro que ustedes prefieren la versión de Billie Holliday de esta joya...
Hablo, pues, de Los Siniestros. O del siniestrismo. Ahora les pueden llamar Góticos si les parece mejor. A veces veo su estética como irresistible, pero me remito a la cita que se incluye a continuación.
Este grupo tenía una copla que se llamaba "Sumido en la depresión"
Hay algo que es La Moral, que suena muy moralista y muy a antiguo. Presten atención: Proust y Céline son los escritores más grandes del siglo XX, pero los detesto. LOS ENCUENTRO INMORALES, están a favor de la muerte -el suicidio en Saint-Exupéry- y yo soy UN ESCRITOR MORAL (...). No escribo novelas rosas. Pero jamás hago apología de la muerte. Mis novelas son, en cambio, un elogio de la vida. En Proust, en Céline, todo es lamentable. Yo creo que se puede sentir curiosidad incluso ante la muerte, pero la admiración y la curiosidad es lo mejor que proporciona la vida. (Michel Tournier)
Diga lo que diga el sensualista ese, la canción me sigue pareciendo una maravilla
Hace pocos años me di cuenta de una obviedad: qué agusto se está sin sentirse triste. No vale la pena. No se trata de estar feliz, sino de hacer todo lo posible por estar contento. No se trata de elogiar la Navidad, sino de perseguir el bienestar yéndose, si hace falta, a una región del planeta donde no se celebre esa festividad con estupidez.
Me arrepiento de haber adorado la tristeza en pensamiento, palabra, omisión y de otras maneras verdaderamente penosas.
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