Bi Polar

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Los siniestros (Acto de contrición) / Gothics (Act of contrition)



Tranquilícense, que no les voy a felicitar la Navidad. Se la voy a felicitar a los centros comerciales, que no dejan de mandarnos sus mejores deseos, pero ¿quién les felicita a ellos? Nadie. Felicitar, felicitación, felicitaciones, feliz, felices, felicidad. Vaya empacho.

Esta vez el sensualista se nos va a poner un poco descarnado y proclama: me arrepiento de haber glorificado la tristeza, la melancolía e incluso la depresión. Uno se ha recreado demasiado en estar mal.


El estribillo dice "So sad, so sad". Más o menos: "Qué triste, qué triste"

Como tenemos la costumbre de echar la culpa a otro, yo se la voy a echar al mundo de Las Artes, tanto mayores como menores. Hay canciones maravillosas que ensalzan el estado de abandono. Hay películas magistrales que, directa o directamente, abogan por seguir una vida lúgubre. Hay imágenes que incitan a la desolación.

El negro combina con todo, puede quedar siempre bien: es verdaderamente fascinante. Hablo, sobre todo, del vestir, pero también de las artes plásticas. Los sacerdotes católicos vestían de negro porque simboliza la sabiduría. El sensualista ha vestido mucho de este color. Sin embargo, el negro no es un color sino, ay, la negación de este. Siento decepcionar...

No hablo tampoco de obras en las que la
penurria sea protagonista con un -valga la expresión- mal rollo propio de cantautores y gente que no se arregla de forma atractiva. Hablo de obras bien hechas, preciosistas, meticulosas y brillantes. Es decir, llenas de belleza. Pero hay algo...

A esto del señor Rothko lo llamo yo Un Bellezón



Seguro que ustedes prefieren la versión de Billie Holliday de esta joya...

Hablo, pues, de Los Siniestros. O del siniestrismo. Ahora les pueden llamar Góticos si les parece mejor. A veces veo su estética como irresistible, pero me remito a la cita que se incluye a continuación.


Este grupo tenía una copla que se llamaba "Sumido en la depresión"

Hay algo que es La Moral, que suena muy moralista y muy a antiguo. Presten atención: Proust y Céline son los escritores más grandes del siglo XX, pero los detesto. LOS ENCUENTRO INMORALES, están a favor de la muerte -el suicidio en Saint-Exupéry- y yo soy UN ESCRITOR MORAL (...). No escribo novelas rosas. Pero jamás hago apología de la muerte. Mis novelas son, en cambio, un elogio de la vida. En Proust, en Céline, todo es lamentable. Yo creo que se puede sentir curiosidad incluso ante la muerte, pero la admiración y la curiosidad es lo mejor que proporciona la vida. (Michel Tournier)


Diga lo que diga el sensualista ese, la canción me sigue pareciendo una maravilla

Hace pocos años me di cuenta de una obviedad: qué agusto se está sin sentirse triste. No vale la pena. No se trata de estar feliz, sino de hacer todo lo posible por estar contento. No se trata de elogiar la Navidad, sino de perseguir el bienestar yéndose, si hace falta, a una región del planeta donde no se celebre esa festividad con estupidez.

Me arrepiento de haber adorado la tristeza en pensamiento, palabra, omisión y de otras maneras verdaderamente penosas.

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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Los Erizos / The Hedgehogs

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Después de una serie de películas (vistas en salas de cine, claro) de las que se esperaba un mucho y que han decepcionado un bastante -como Katyn, El Imaginario del Dr Parnassus, Buscando a Eric o In the Loop (se admiten discrepancias)-, el sensualista ha visto una que le ha llenado, o sea, que le ha... emocionado.

Se llama El erizo y está dirigida por una tal Mona Achache - y digo una tal porque este sensualista no es, precisamente, ningún erudito en el arte cinematográfico. Es la adaptación de una novela de hace pocos años titulada La elegancia del erizo.

Dejamos de lado los aspectos menos buenos de la peli: algunos personajes aparecen ligeramente desdibujados, uno de los protagonistas se queda en un retrato de una forma algo acartonada y el principio resulta poco convincente.


Para que se hagan una idea...

Lo mejor de todo es la manipulación que hace del espectador, y la atención que reciben personajes que bien se parecen a erizos. Vale: a los Erizos. En la película aparecen, por lo menos, dos: una mujer que empieza cayendo regular y una niñata con toda la pinta y conducta de ser insoportable.


Sírvase como banda sonora de este texto

Muchas veces se les llama raros; otras, excéntricos, y, últimamente y con un gran margen de error, frikis. Aclaremos: un Erizo suele estar solo. Nunca escucha los 40 Principales, ni habla a voces, ni tiene intención de ir a cenas de Navidad, ni le cae bien Shakira, ni utiliza palabras como lindo o bonito, ni lee a Paulo Coelho, ni dice piropos a gente desconocida, ni sale en pandilla, ni ve un partido de fútbol entero (a menos que tenga una fijación extradeportiva con uno de los participantes), ni sale a cenar, ni compra palomitas en los cines, ni se siente patriota, ni va en chándal por la calle, ni quiere hacer un crucero, ni viste a la moda, ni participa en carcajadas de chistes, ni debate sobre el aborto, ni opina sobre la idea de dejar de fumar, ni se plantea estar en una fiesta de soltería, ni pronuncia nombres como Mariano Rajoy o Rodríguez Zapatero, ni levanta mecheros encendidos en los conciertos, ni le gusta la música tropical, ni se pone el jersey sobre los hombros, ni -para acabar- disfrutará nunca con una película romántica.

En otras palabras, le resulta más fácil destacar lo que no le atrae que aquello que le gusta aunque puede ser un amador más que un odiador. Lo que ocurre es que cada Erizo vive de una manera muy distinta.

El Erizo, como es de esperar, no suele ser especialmente bienvenido en los círculos sociales, en los mundillos. Vive muy a su aire y eso produce cierta desconfianza en la mayoría, siempre dispuesta a encontrar caracteres fácilmente acomodaticios. El Erizo escapa de definiciones y, sobre todo, a la de ser buena gente.

Se queda, tal vez, en el calificativo de raro como forma de limitar su personalidad.

Y ahora dice uno que no le importa vivir a lo Erizo. Y ahora... Oh, escucho alguna voz: "Pues a mí tampoco". Y me parece oír por ahí: "A mí me gusta ser Erizo...". Se está animando la cosa: en estos momentos alguien está diciendo: "Es que prefiero ser un Erizo a pasar por...". Ya vale... Venga, por favor: no entremos en comparacioooones. Déjenlo o...

¿No les encanta esta imagen?

Simplemente díganme si alguna vez les han reprochado que son... raros.

Algún día habrá tantos locos que los poquitos que no lo sean serán acusados de tales. Piensen un momento en este pensamiento filosófico. Y piensen entonces que... ¿no será que los raros son los demás, es decir, la Mayoría?


Para que comprueben si era esto... y el horror del doblaje

¡Ah! En la noche del estreno de esta película en la céntrica sala comercial de una ciudad de más de medio millón de habitantes... solo había 3 ó 4 espectadores...

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sábado, 5 de diciembre de 2009

Noche que noche nochera


Midnight Blue, de BARNETT NEWMAN

Casi todas las entradas de este blog están escritas bastantes horas después de haberse puesto el sol. Las envuelve, las abriga y -espero- las inspira una oscuridad eléctrica.

Un sensualista debe amar la noche sobre todas las cosas ...aunque declare en "Del retiro" que quiere vivir de día pues -resentidos de tan pocas horas de sueño- tanto su cuerpo como su espíritu necesitan la noche para olvidarse del mundo, es decir, para dormir (que le resulta, por otra parte, una pérdida de tiempo).

Pero, ay, es imposible: se multiplican los intentos vanos de -con perdón de la ordinariez- acostarse temprano. No hay manera. Se ha pensado en varias soluciones: ¿derribar tabiques para que, en un ambiente de loft, consiga tentarnos ese elemento conocido como cama? ¿O -más fácil- traerse un objeto llamado almohada allá adonde va uno de manera que apetezca abrazarse a ella y llevársela a lo mullido del colchón? ¿O trasladar definitivamente el dormitorio a la entrada de la casa?

Es una magia que no tiene que ver ni con la pasión amorosa ni con el desenfreno marchoso. Es la noche en sí.

Es otra historia, una que se parece a las alucinaciones que infunden ...temor.


Cuando, sin ánimo de epatar, afirmo que la frase "La noche me confunde" refleja una gran verdad, se quiere dejar bien claro que hay un duende escondido en la penumbra que nos convierte en marionetas.

Que, en esos momentos, a uno le acecha la locura.


Y también la ensoñación, como en el piano demente y las líricas confesiones de...


Algo que solo encuentra explicación en lo abstracto:


Esta parte es el "Allegro" de La Notte, pero ¿no suena más a la intensidad?


Faltan a esta cita a ciegas "The Night Is Still Young" de Pizzicato 5, "Noches entre rejas" de Carlos Berlanga" y el soberbio "Open All Night" de Marc Almond.

Tengan, pues, a bien, mucho más tarde que el momento del crepúsculo, confesar cuál de esas piezas anteriores les parece que representa mejor el misterio de que se habla. ¿O es que han localizado otras canciones para estas horas que les gustan todavía más? Ah, ¿que sí? ¿Y cuáles son?

Hay un enamoramiento nocturno que va más allá de la pasión y de las elucubraciones, el que lleva por precioso título "Noche oscura del alma" y que, al ser -percibe uno- mucho más que un encuentro religioso, se aparece como estremecedor:

En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía
ni yo miraba cosa,
sin otra luz o guía,
si no la que en el corazón ardía.

El corazón arde de noche.

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Del retiro

Ya me he visto las venas
demasiadas veces. Ya he buscado acogida muchas veces
en bastantes casas del amor. Ya no quiero otra cosa
que un retiro en el que yo viva la madrugada
cuando termina
y nunca más cuando empieza.

Capital del deseo (2008)


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