Bi Polar

jueves, 4 de septiembre de 2008

7 razones frente a 12 / 7 reasons against 12



Este verano ha sido francés. Ya estaba pensado y lo hemos cumplido. Hemos disfrutado de parada y fonda en Niza (o El Turismo, con visitantes por doquier y unos alrededores que bien merecen el nombre de Costa Azul) y en Montpellier (preciosa, dinámica y monumental ciudad).


La Francia enérgica

Vamos con lo malo de la Francia para acabar con mejor sabor de boca:

1. El chovinismo ...aunque después encontraremos razones que lo pueden justificar.
2. El aseo ...porque en los países mediterráneos somos muy limpios... con nuestro aseo personal.
3. Los guetos ...por el descuido hacia la organización del casco urbano ligados a la residencia de inmigrantes.
4. La mitificación ...de figuras históricas como Napoleón y el general De Gaulle (¿no es un omnipresente a lo demócrata?).
5. La jerarquía ...en las clases sociales disfrazada de egalité en un país que adora las monarquías y en el que los pasos de peatones están un poco de adorno.
6. La pintura ...en un país tan artístico en el que lo más destacable son los impresionistas ...para el que les guste.
7. Las cabinas telefónicas ...que brillan por su ausencia.


El icono y la comunicación

Y lo positivo:


1. Las comunicaciones. Nada más pasar la frontera, el funcionamiento de la autopista cambia sensiblemente con unas áreas de reposo mucho más civilizadas que en el país de origen además de otros detalles que serían largos de explicar. Los trenes son la envidia del visitante. El sistema de tranvías graciosos de las ciudades visitadas acaba con el coche particular en las vías urbanas y destierran por completo la manía del ciego y claustrofóbico metro.

Desde aquí veo la calle



Hasta Kylie se enamora...

2. La cortesía. En las tiendas, se impone la buena educación sea por estrategia comercial o por una buena crianza presente también en los niños. Uno sale de los comercios con la sonrisa en la boca gracias a los Merci 'bocú', C´est pas grave, Bonne soirée y Bon appetit, y que dan la (falsa) impresión de que el dependiente quisiera ligar con el cliente.

3. El idioma. Ya contamos en un texto de este blog que el sensualista escoge el francés como el idioma más "bonito" de los existentes. ¡Ese sistema de plurales! ¡Esos sonidos de términos como château, une belle vue o je t´aime! ¡Esa diversidad del francés en la misma Francia que pronuncia mulén para decir moulin! ¡Esa capacidad de extensión que da lugar al francés peculiar de los senegaleses y de los quebequeños!


Francés de-hoy-en-día

4. La comida. Dado que el sensualista no es gastrónomo y no puede explicar la variedad culinaria del país, da fe de lo exquisito tanto de las baguettes como de los (con perdón para Teodoro) curasanes y del placer que supone entrar en una panadería. Tampoco va a explicar la bondad de sus vinos y sus bebidas espirituosas. Pero tiene que mencionar las mermeladas y los quesos. Y, en lo respecta a la alimentación, por los supermercados se ven carteles del tipo "Usted debe consumir cinco frutas y verduras al día"; debajo de cada anuncio callejero de un producto alimenticio figura una leyenda advirtiendo "No consuma azúcar ni grasas en exceso, y no tome nada entre comidas", y, al final de la publicidad en televisión de este tipo de productos también es obligatorio advertir sobre una alimentación adecuada. Tiene que ver con el punto siguiente.

5. El aspecto personal. El francés es un tipo que se cuida para salir a la calle; su indumentaria suele ir de acuerdo con su figura desde el calzado hasta los perjúmenes. Cuida su cuerpo como si fuera suyo y de los que le miran. Podríamos hablar de la cosmética o de la bisutería creadas por allá.

6. Las prestaciones sociales. Querámoslo o no, el estado de bienestar del Hexágono ha sido modelo para los demás. Y, junto a esto, unas condiciones laborales propiciadas hasta por políticos derechosos convierten a Francia como uno de los países con una jornada laboral de las más reducidas del mundo.

7. La centralización administrativa. Para alguien tan poco amigo de las autonosuyas como el que firma este blog, no está nada mal depender de un centro como París.

8. La influencia política internacional. ¿Les suena la influencia de la Revolución Francesa y de los pensadores de la Ilustración? En el ultimísimo conflicto europeo -Rusia, Osetia del Sur, etc- la voz de Sarko tiene un impacto que acalla lo que puedan decir los jefes británicos y lo que silencian todos los demás. Y tienen lo que hay que tener para pasar de meterse en Irak (motivos oscuros también cuentan) o de la estructura militar de la otan.

9. La participación ciudadana. No sé si es importante el dato de que la abstención en las elecciones es mínima comparada con el resto de Europa así como la certeza de que hay mucho votante racional que no vota a ciegas según pertenezca a un bando u otro sino que se decanta por aquel cuya labor de gobierno le ha parecido bien. Tampoco sé si es importante el hecho de que no ha habido una dictadura en más de 150 años. Y, en lo social, un paro de sus controladores aéreos, mal que nos pese, paraliza el tráfico de medio mundo: el esquirol debe de ser un bicho raro.



10. El arte. Dejando de lado la pintura, mencionemos una historia literaria que permite adaptar multitud de obras clásicas a formatos actuales. Mencionemos igualmente una arquitectura urbana que hace pensar que estamos viviendo en una película llena de edificios bonitos.

Aquí vivía yo


11. Los cines. En la categoría del arte, podríamos recordar que Francia es el país que inventó algo tan insignicante como EL CINE. En las ciudades pequeñas hay salas con películas en versión original junto a las superproducciones comerciales. El nivel de interpretación de los actores deja por los suelos a los americanos. La última maravilla que hemos visto ha sido Deux jours à tuer, inefablemente traducida en España como Dejad de quererme.

12. La autocrítica. Les remito a semanarios satíricos como Le Canard Enchainé, en el que le dicen a los gobiernos de turno lo que les viene en gana; como ejemplo, una sección que aparece ¡en portada! y que se llama El Diario de Carla B. (una tal Carla Bruni de la que se ríe la mitad de los franceses y que idolatran la otra mitad y parte del extranjero). No es un lugar imaginario aunque lo parezca: el ministro del Interior dimite si ha habido un muerto en una manifestación; los gobiernos cambian si la cosa no satisface al público; la prensa, además de las manifestaciones populares, ponen de vuelta y media a políticos, actores y figurantes de la multimedia. Muy ligado a la autocrítica está el sentido del humor y de la diversión: sorpréndanse los aficionados a la vida nocturna, que encontrarán 'marcha' en las ciudades de un país que presenta una diversidad altamente generosa.


¡Y la ponían en la radio!

Con doce ya está bien. Ahora les toca a ustedes opinar sobre los gabachos. Si han tenido mala fama en Europa durante décadas, ¿no será por un pellizco de envidia? Reconozco su reputación de antipáticos, pero les puedo decir que últimamente han mejorado mucho. A las pruebas de un verano de gentes acogedoras me remito.