Entrada 50 de este blog. Parece mentira. Hemos alcanzado un objetivo sin pretenderlo. Y es que hoy la cosa va de Intenciones.No nos faltan momentos para plantearnos propósitos, cambios y pautas de renovación; porque el año empieza tres veces: el 1 de enero, el 1 de septiembre y el día del cumpleaños.
Hace un par de semanas recibí la gran alegría de una felicitación de mi cumple a cargo de una de las personas que más he querido en mi vida, el merecidamente famoso Teodoro . Se sabe que el formato sorprendió, llenó de placer (el duradero) y convirtió mi aniversario en uno de los más ...felices de todos. También por los comentarios de los demás en el blog Teodoro y amigos.
En los 365 días que transcurrieron desde el 12 de marzo del año pasado hasta el de este año he logrado cumplir 3 intenciones importantes sin habérmelas propuesto:
1) vencer la resistencia a tener teléfono móvil: ya había elaborado uno el decálogo de 12 motivos para no disponer jamás de teléfono móvil, muy convincentes todos ellos y que algún día conocerán ustedes, pero que no sirvieron de nada para evitar que, hace justamente un año, me regalara uno de esos poderosos artilugios;
2) lograr, después de añísimos, volver a bañarme en el mar, a lo cual tantos obstáculos había opuesto y que, al final, he acabado disfrutando mucho y me ha hecho, quizá más que nunca, desear vivamente desde ya la llegada del verano (véase la entrada correspondiente)
3) conseguir ver procesiones de Semana Santa sin poner cara de asco: un éxito más en la ardua lucha de disfrutar lajosas de la vida; porque, por mucho que las odiara e insistiera en su erradicación, las susodichas procesiones nos van a ambientar la primavera queramos o no.
No sé cuál de los tres logros tiene más ventajas; quizá el del móvil porque, gracias a ello, ha mejorado en mucho mi vida social. La de la playa ha desterrado el mito del polo pálido y particular. Y, por no ser menos, la de Semana Santa ha hecho de mi persona un ser más tolerante.
Podría extenderme sobre esta última costumbre, especialmente ahora, que se avecina la vorágine procesional (hermano Javier dixit) con unos ingredientes anitabortistas que, de alguna manera, la hacen hasta más atractiva por polémica (por supuesto que se les invita a ustedes a opinar sobre ello)... Y podría mencionar la mezcla de sentidos que se viven en esos eventos entre el arte escultórico, el aroma de los inciensos, los fondos de fachadas de iglesias monumentales, el colorido de las vestimentas, la insistencia de sus músicas y el gótico glamour de los capirotes.De todo lo que me he propuesto cada principio de año, creo que nunca he cumplido nada. ¿O acaso ustedes sí mantienen sus Intenciones de Año Nuevo? Francamente, me gustaría saberlo. Y también me gustaría saber qué es lo que se proponen cada 1 de enero, cada 1 de septiembre y cada vez que se hacen un año más mayores. ¿Dejar de fumar? ¿Ir al gimnasio? ¿Hablar menos? ¿Hablar más? ¿No hablar? ¿Levantarse antes? ¿No levantarse? ¿O ir más al cine como algunos me decían en sus comentarios? Hagánmelo saber.
Y díganme sí también cumplen intenciones que ni siquiera se habían planteado (si es que se acuerdan, claro...).








