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Algunos de los lectores de esta especie de blog escribirán tarde o temprano sobre Michael / Jacko (Wacko). Por eso me decido a empezar yo.
Queramos o no, hemos crecido con él, con sus grandes aciertos o sus ridiculizadas excentricidades.
Momentos estelares de la vida del sensualista:
· trece o catorce años de edad,
· dormitorio de uno,
· sábados por la tarde después de verse cierto programa musical de la mejor televisión de España -la única que había-,
· accionar la tecla del play del radiocassette color plateado y,
· a los sones de "Blame It on the Boogie", hacer algo parecido a bailar...
...a la vez que seguia la letra publicada en el (glubs) Super Pop.
[Tengan a bien descargarse radio.blog.club para escuchar, entre otras muchas, coplas como esta ]
Michael y una tal Donna Summer me rescataron tanto de supuestas canciones de 14 minutos como de los recitales de muermoautores que tenían que ser mesiánicas obras maestras y que -ahora lo sabemos- eran poco más que una recreación en las penurrias.
Años más tarde, recuerdo mis primeras tardes de discoteca -la de verdad, no el dormitorio- con la banda sonora de un ritmo maravilloso, el de "Can´t Stop ´Til You Get Enough", anunciada en Radio Mediterráneo la FM como "No pares hasta que tengas suficiente", traducción que siempre me ha dado mucha risa.
Más años más tarde, viví el lanzamiento de Bad, disco por el siento especial predilección debido, más que nada, a lo bien que suena; me refiero a la producción, de lo cual no entiendo mucho y sobre lo que tendremos que consultar a Teadoro.
Entonces me gustaban las baladas mucho más que ahora, y me encantaban "Human Nature", "Liberian Girl" y "The Girl Is Mine", en la cual se oía una dulce dicción de MJ soltando un "I´m a lover, not a fighter".
Y, justo cuando me empezaba a gustar tanto el inglés (la lengua, quiero decir -fnar fnar), disfruté tanto al leer que, en jerga de negros (ooops!), la palabra bad era un elogio y no un insulto.
Y, en el fragor de la gira mundial de este álbum, recuerdo un artículo de alguna cutrerrevista "musical" sobre una de las actuaciones en el se incluía una frase inmortal ("En el aire una pregunta: "Bad? Who´s Bad?") , que también nos hacía mucha gracia a mi hermano y a mí.
Y, ya en los noventa, no paraba de fijarme en el vídeo de "Dangerous" en la primera casa en que viví sin papás. Y sentía gusto al escuchar "Remember you and me in Spain" de un "Remember the Time" cuyo maxi contenía unas versiones excepcionales.
Y, finalmente, llegaron los momentos típicos del artista quemado por la mala prensa (obsérvese el ingenioso sintagma nominal). Aunque siempre aprecié las colaboraciones a que recurrió en HIStory, Blood on the Dancefloor y el risible Invincible, me pareció que las canciones empezaban a flojear, sobre todo, a partir de melosidades como "Heal the World". Y no tienen nada que ver las acusaciones de pederastia...
Me indignaba que acusaran a un artista así, pero todo podía ser. Y me reafirmaba en el hecho de que los homenajes a alguien vivo son casi siempre absurdos porque, de pronto, viene el derrumbamiento. Pero no; no podía ser verdad: "Pobre Michael".
Y, ahora que tengo pensado pasar unos días del mes de julio en Londres, había fantaseado con asistir a uno de los macroconciertos comeback de Jacko... O, por lo menos y totalmente en serio, estar en las afueras del local del evento observando el... sí, el ambientillo.
También podemos jugar a ser inglesamente cínicos y burlarnos de él y recordar que, siempre que muere alguien, se convierte automáticamente en un santo. Pero, cuando, tantos años después, rompo a llorar al oír "Human Nature", no puedo hacer otra cosa que encender una vela de amor por Michael Jackson.
viernes, 26 de junio de 2009
domingo, 7 de junio de 2009
Es todo autovía / Highway all the way
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Es La Frase. La de la España de los noventa para adelante. ¿Que no trabajas donde vives? No te preocupes: "Es todo autovía". ¿Que hay que recoger los muebles encargados en el polígono industrial? No pasa nada: "Es todo autovía". ¿Que hay que llegar hasta la casa rural de Sierra Revolcadores? No hay problema: "Es todo autovía". ¿Que tu padre padece una fea enfermedad? ¿Que te han quedado siete asignaturas (otra vez)? Bah: "¡Es todo autovía!". ¿Que no consigues sacarte el carnet de conducir? No te agobies, que, si no hay autovía, sin duda la habrá.
A veces creo que es, realmente, todo autovía, es decir, que se nos sirven los mecanismos para que, sin enterarnos ni cómo ni por qué, lleguemos a nuestro destino. Y así, con miles de artilugios que van desde el teléfono dienteazul hasta el filtrador de agua. Ni rastro del humanismo aquel que abogaba por saber -aunque sea un poco- de todo. Ni rastro de mecanismos secundarios.
Conducir por autovía es de más aburrido que me parece en la vida, tanto como el inteligente vídeo de "Autobahn". Cruzando la Península, me encanta salirme del autoviismo y aguardar así una sorpresa en un cambio de rasante o leer repetidas veces la matrícula del camión que tengo delante. Se trata de respirar algo de humanidad y de falta de prisas.
En otros lugares, sin embargo, todo no es autovía. El planteamiento es "¿Comunicaciones para los automovilistas o Rehabilitación para drogadictos?" Llegado el momento vital en que -casi fundamental en estos tiempos- se dispone de coche -supuesta garantía de cierto status-, el más común de los consumidores aprieta con decisión la tecla que dice "Comunicaciones para los automovilistas".
Aparte de anteponer la conservación intacta de sus bosques, en Noruega, por ejemplo, pasan otras cosas. Leo en EL MUNDO: A la vuelta de la esquina del banco central noruego, Paul Bruun toma una jeringa llena de anfetaminas y se la inyecta en el musculoso brazo. Dice que los 1.500 dólares que el Estado le da al mes le bastan para alimentarse y proveerse de drogas. Brunn, de 32 años, nunca ha tenido trabajo. "No culpo a nadie", alega. "El Estado noruego me ayuda todo lo que puede". Miren, por curiosidad, un mapa de carreteras de Noruega
Quería romper mi silencio bloguero con un tema poco sensualista. Lo he pensado muchas veces y todavía no sé si el Estado debería ayudar a toxicómanos -ellos- en vez de hacerlo con los automovilistas -yo-. Díganme qué opinan (una vez puestos en esa disyuntiva) porque yo no lo tengo claro.
...aunque hay que procurar que no se tarde tropecientas horas en llegar al pueblo. ...aunque estoy más bien por echarle una mano a drogadictos. ¿Que se lo han buscado ellos? ¿Que qué culpa tienen los demás? ¿Que...? Les dejo con la canción yonki más hermosa que he oído... y no es porque la cante alguien a quien Dios se le parece mucho.
Es La Frase. La de la España de los noventa para adelante. ¿Que no trabajas donde vives? No te preocupes: "Es todo autovía". ¿Que hay que recoger los muebles encargados en el polígono industrial? No pasa nada: "Es todo autovía". ¿Que hay que llegar hasta la casa rural de Sierra Revolcadores? No hay problema: "Es todo autovía". ¿Que tu padre padece una fea enfermedad? ¿Que te han quedado siete asignaturas (otra vez)? Bah: "¡Es todo autovía!". ¿Que no consigues sacarte el carnet de conducir? No te agobies, que, si no hay autovía, sin duda la habrá.
A veces creo que es, realmente, todo autovía, es decir, que se nos sirven los mecanismos para que, sin enterarnos ni cómo ni por qué, lleguemos a nuestro destino. Y así, con miles de artilugios que van desde el teléfono dienteazul hasta el filtrador de agua. Ni rastro del humanismo aquel que abogaba por saber -aunque sea un poco- de todo. Ni rastro de mecanismos secundarios.
Conducir por autovía es de más aburrido que me parece en la vida, tanto como el inteligente vídeo de "Autobahn". Cruzando la Península, me encanta salirme del autoviismo y aguardar así una sorpresa en un cambio de rasante o leer repetidas veces la matrícula del camión que tengo delante. Se trata de respirar algo de humanidad y de falta de prisas.
En otros lugares, sin embargo, todo no es autovía. El planteamiento es "¿Comunicaciones para los automovilistas o Rehabilitación para drogadictos?" Llegado el momento vital en que -casi fundamental en estos tiempos- se dispone de coche -supuesta garantía de cierto status-, el más común de los consumidores aprieta con decisión la tecla que dice "Comunicaciones para los automovilistas".
Aparte de anteponer la conservación intacta de sus bosques, en Noruega, por ejemplo, pasan otras cosas. Leo en EL MUNDO: A la vuelta de la esquina del banco central noruego, Paul Bruun toma una jeringa llena de anfetaminas y se la inyecta en el musculoso brazo. Dice que los 1.500 dólares que el Estado le da al mes le bastan para alimentarse y proveerse de drogas. Brunn, de 32 años, nunca ha tenido trabajo. "No culpo a nadie", alega. "El Estado noruego me ayuda todo lo que puede". Miren, por curiosidad, un mapa de carreteras de Noruega
Quería romper mi silencio bloguero con un tema poco sensualista. Lo he pensado muchas veces y todavía no sé si el Estado debería ayudar a toxicómanos -ellos- en vez de hacerlo con los automovilistas -yo-. Díganme qué opinan (una vez puestos en esa disyuntiva) porque yo no lo tengo claro.
...aunque hay que procurar que no se tarde tropecientas horas en llegar al pueblo. ...aunque estoy más bien por echarle una mano a drogadictos. ¿Que se lo han buscado ellos? ¿Que qué culpa tienen los demás? ¿Que...? Les dejo con la canción yonki más hermosa que he oído... y no es porque la cante alguien a quien Dios se le parece mucho.
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