Bi Polar

domingo, 27 de junio de 2010

Llorando a mares . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . / Tears Run Rings

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Una canción:

Viene el sensualista de ver una película, Villa Amalia, en la que la protagonista -sublime Isabelle Huppert- llora mucho y bien.

Me pasa el propio sensualista un texto diciéndome que la cosa va de lloros:

"Les voy a contar tres momentos de lágrimas. Como, por fortuna, la desaparición de un ser cercano todavía no me ha tocado fuera de los abuelos o abuelas, les relato, pues, tres momentos de lloros que no tienen que ver con la muerte.

Mi canción preferida sobre el acto de llorar:

PRIMER MOMENTO. Febrero; verano meridional: estoy en un autobús -omnibús; colectivo- que parte desde la zona de Pocitos en Montevideo (Uruguay) al aeropuerto de Carrasco, en esta capital.

Ya he derramado unas lágrimas antes, en una despedida en la que no sé lo que siento. Me he recuperado, pero, otra vez y ya metido entre dos asientos y rodeado de varias bolsas y una voluminosa valija (ay, maleta), me doy cuenta del apego que puedo sentir por una tierra que acabo de conocer y también por una forma de ser cálida y cauta, generosa e inteligente, amable y amada. Es entonces cuando no sé qué siento aunque debe ser muy fuerte. ¿Amor? ¿Es demasiado fuerte hablar de amor? ¿Deseos de romper con el pasado? ¿Miedo a romper con una vida de estabilidad? ¿Una cierta desolación?

No: es más sencillo que todo eso. Se trata de simple y llana confusión, el Me siento perdido, o un No sé qué hacer con mi vida, otro Lo menos que quiero es volver a hacer lo que hago normalmente, y un posterior Aquí podría estar mejor, pero no estoy seguro. Incluso un nuevo Aquí podría disfrutar de una vida sentimental llena.

Mientras el bus recorre el alargadísimo pero terminable paseo marítimo de Montevideo y vislumbro que, alguna vez, ese paseo va a llegar a su fin; que, de un momento a otro, va a aparecer la terminal del aeropuerto y que -en fin- me espera un mundo de oscura rutina y pocas esperanzas al otro lado del Atlántico, los lagrimones no dejan de caer disimulados entre ojeadas a través de la ventanilla y hacia viajeros con equipajes transocéanicos . Sniff.

Tú no tienes la culpa de que el mundo sea tan feo

SEGUNDO MOMENTO. Ocurre una semana más tarde. Conozco desde hace años a una amiga y compañera con la que se han compartido días y noches de intensidad profesional, amistosa y también de ocio y diversión. Nos hemos contado confesiones inconfesables, hemos vivido -muchas veces, cada uno por su lado- experiencias de abandono, desagradecimiento, frialdad, mejoras, recompensas, agobios, caídas y recuperaciones.

Cuando este ser objeto y sujeto de profundad amistad da vida a una personita que se parece a ella (llena de gracia, belleza y vitalidad: no podía ser de otra manera), el teléfono en el que dejo grabado un mensaje de felicitación habrá registrado alguno de mis jipíos (vulgar suspiros) al tiempo que me invaden las lágrimas de alegría: la que me contagia el pensamiento de que la humanidad tiene la fortuna de contar con un nuevo habitante que procede de una persona maravillosa, guapa, única, ideal para hacer crecer a alguien con cariño y entereza.

Después de muchos llantos, una canción redonda:

TERCER MOMENTO. No podía faltar una película to cry to. Últimamente hemos llorado un poquito con Mamut, un bastante con El cónsul de Sodoma y un mucho con La nana, que no nos cansaremos de recomendar.

Les confieso una blandura: cuando, después de otras dos mujeres que no aguantaron la situación, llega una tercera criada -nana en Chile- a la suntuosa casa dominada por la nana que lleva toda su vida allí y cuando se espera que esta consiga que ninguna otra criada le haga sombra, esa tercera deja aflorar toda su capacidad de comprensión y de ¿amor?

Lo diré: esa palabra entreinterrogada puede hacerse real en forma de entrega y de esfuerzo por comprender al prójimo. En esos instantes en que uno espera el rechazo o el enfrentamiento, surge la caricia interior y el deseo de escuchar. Es demasiada la emoción que me llama diciendo "Hay que ser capaz de dar más amor" mientras habla el personaje de Lucy que, entonces, buááá.

El sonido de las lágrimas, número uno en todo el mundo:

La conclusión es que, sin embargo, no gusta eso de que alguien me descubra llorando. ¿Les molesta a ustedes? Puede que sea de mal gusto lloriquear. Pero ¿y ustedes? Imagino que la pérdida de un ser próximo y querido les habrá hecho llorar. Mas sorpréndannos con otras lloreras: ¿Amor no correspondido? ¿Amanecer o puesta de sol inolvidables? ¿Quedarse sin dinero (sic)? ¿Sobrecogerse ante un paisaje? ¿Ante películas (¿qué película?) ¿Oyendo música (¿qué música?)? ¿Sensación de impotencia ante qué situaciones? ¡Cómo? ¿Que se les ha olvidado la última vez que soltaron unas lágrimas?

Recuérdenme canciones y películas en las que se llore como Magdalenas. Aunque sean coplas de The Beatles (¿Conocen "Cry for a Shadow", "I´ll Cry Instead" o cierta perla del doble blanco?), Roy Orbison (valeee), Peret (pues bueno), Eric Clapton (¡Uf!), Diego el Cigala (¡Ojú!), Bob Marley (este sí que me gusta), Björk (cada vez menos), The Cu(t)re... Dale: el tema dista mucho de ser original en el mundo de la canción.

El Museo de los Horrores: versión en español de "Le téléphone pleure"

A mí me gusta llorar cuando quiero llorar. Es mucho mejor que esperar un llanto que no acaba de acudir ante una llamada de socorro."

Una película:

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28 comentarios:

Alforte dijo...

Emotiva y conmovedora entrada donde las haya, maravillosos esos momentos de lloriqueos, que has compartido con nosotros... Me siento muy identificado sobre todo con el primer momento, esas lágrimas al ser consciente de la confusión de la propia vida...
Hermosas lágrimas de dicha en el segundo momento.

Yo hace poco que me emocioné, paseando por las cosmopolitas calles de Barcelona hace una semana, y ser testigo del movimiento y la vida urbana y sentirme VIVO por primera vez en mucho meses, las emociones estaban a flor de piel, sensualista :-D

En el cine si me sorprende desprevenido un film y me emociona, lucho y reprimo las ganas de llorar, porque aunque estemos a oscuras, la sala está llena de gente y no me gusta llorar en público, lo considero un acto muy íntimo, pero Carmela Peña en "La Isla Interior" pudo con mi pudor...y me deje ir por la emoción por ella interpretada, que buena es la "joía".

Luego en casa y en DVD lloro a gusto y siempre el final de "American Beauty" consigue emocionarme (Así adelanto algo del CINEFORUM de este mes), pero la ultima vez que no pude parar de llorar, y ademas con invitados en casa fue con Dora en "Estación Central De Brasil" toda una catarsis.

Me encantó la entrada y la selección musical. Sublime.
Bsote

polo dijo...

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Muchas pero que muchas y emocionadas gracias por tu comentario. Número uno absoluto de todos los que se han publicado sobre esta entrada.

¿Qué tendrá el llorar que gusta tanto? Se han compuesto millones de canciones sobre lloriqueos, llantos y lloreras, creo -en muchos casos- con cierta satisfacción y (valga el término) un mínimo de alegría.

A mí me gustaría que las lágrimas fueran de colores. Transparentes, pierden un poco. ¿Las has probado, Alforte (y demás)? Están riquísimas, saladitas, mmm.

La sensación que viviste en Barcelona podría equivaler a lo que Cernuda describe, con indudable acierto, como "ebrio de vida", expresión que me entusiasmó desde que la leí hace unos (¡glubs!) 25 años. Sentirse extremadamente vivo emociona, claro. Muy sensualista, sim.

Películas: tengo pendiente La isla interior: ya estoy harto de comentarios elogiosos sobre ella y yo, sin haberla catado. ¿American Beauty? Habrá que repasarla, que todavía la tenemos en VHS del Speak Up. No me visto Estación Central de Brasil... Buááá, qué pena.

Dejé de mencionar en el texto Lágrimas negras, la última peli de Ricardo Franco creo que coguionizada con la ahora ministra González Sinde, porque no encontré el trailer. Valiendo toda la redundancia, derramé no pocas lágrimas -por desgracia, transparentes- con los lamentos de Ariadna Gil.

Gracias por lo que me dices de la selección musical; tardé horas en decidirme por el resultado que, a la postre, ha aparecido.

Para terminar, recojo el tema de la confusión. Hay una frase hecha en inglés que, para mí, la define perfectamente: The Sinking Feeling, traducida en un diccionario como "la sensación de que se hunde todo".
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amaranta dijo...

A rachas lloro casi a cada rato. Lloro en soledad, lloro en silencio, desde dentro, y escuchándome, mansa o violentamente, según: A menudo por empatía con una levedad cualquiera, por la fuerza de una emoción que no sabe estar quieta.

Pero también, en contadas ocasiones, pierdo el exquisito control de mis emociones, y lloro en público, ante un coro de amigos-enemigos, como sin ir más lejos me sucedió el pasado jueves. Por un mundo que se cierra, y un horizonte buscado, por la confusión, como tú dices, de no saber hacia dónde caminar.

Me gusta que hables de llorar. A veces pienso que porque lloro existo.

Y como Alforte lloro mucho en el cine, y no digamos ante mi propio televisor, pero siempre me reprimo, no, más bien me oculto, y disimulo, por pudor, rindiendo pleitesía a mi intimidad.

Bueno, me despido. Ya está bien de llorar.

Unknown dijo...

Qué bella y emotiva entrada, Polo. ¿Será por el eclipse? Gracias por emocionarnos.

Yo también me emocioné en el Mercadona el sábado (la vida misma). Sentí motín a bordo, ya sabes qué significa, llegué a casa y esto salió:

Azúcar en la mirada, sal en el alma. Presencia, ausencia. Esperanza de vida deseada tras el desgarro que produjo el que se fue antes de tiempo. Mientras duerme, la renovada ilusión ilumina y adorna ese espacio vivido desde el llanto; es la dulzura por una vida deseada sin abandonar la lucha contra las sombras. Y el invisible sustenta.

No te mareo con adivinanzas, vi la ilusión de una madre a la que la pérdida de un hijo no le impidió secarse las lágrimas y luchar por la vida. Llevaba una tarta de cumpleaños en el carrito. Aprovechaba que su niña dormía cuidando de ella su otro hermano “el invisible” que, sin embargo, tanto aporta. Esta niña deseada no necesitó padre conocido para llegar a la vida a pesar de la edad de la madre. Me emocioné porque las sombras y las lágrimas no ganaron a la dulzura ni a la ilusión. Pero en ese carrito iban todas juntas.

Regards. ¡Ah! se cumplieron las previsiones y, por supuesto, no lloré ¡faltaría más! Por cierto, llevo toda la semana oyendo en mis traslados al Cigala con sus tangos y... ya no puedo más, me paso a Fito.

polo dijo...

Hola, amaranta. Somos, pues, muchos los que lloramos y, encima, no nos importa reconocerlo.

Me gusta cuando dices que lloras en silencio, desde dentro, mansa o violentamente. A veces las lágrimas no quieren venir, pero la emoción puede ser igual de intensa. Sin embargo, se siente uno algo mejor: "Salid sin duelo, lágrimas corriendo" repite Garcilaso (1501-1536).

También me gusta cuando dices que se llora por empatía. Es difícil de expresar y pondré un ejemplo ligeramente trivial que puede empañar lo bien que lo has expresado: una vez, viendo un reportaje sobre deportados de un país ineficiente, escuché a un anciano que decía: "Eso no se lo deseo ni a mi peor enemigo". Era una forma elegantemente triste de, al mismo tiempo, reconocer actos de crueldad y de perdonar a quien no había sido consciente del alcance de esos actos.

Finalmente, creo que muchos de nuestros llantos tienen que ver con un rasgo que, aun escondiéndolo, nos define: no nos gustamos. No hablo -claro- de la nariz y ni del vientre. Se mencionó en http://sensualista.blogspot.com/2010/03/jaime-gil-de-biedma-y-lo-que-uno-no-le.html
Tiene que ver con esas lágrimas que nos dictan el "No sé por dónde tirar".

Lloro luego existo. Entonces somos más humanos; es una prueba de nuestra existencia, de sentirse vivos.

Es verdad: "No More Tears (Enough Is Enough)".
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Anónimo dijo...

Tres momentos de llanto:

- El mas doloroso e inolvidable, cuando mi madre me dijo algo que destrozo mi vida por muchos anhos. Tarde un dia en arrancar a llorar y no encontre ni un solo hombro en el que hacerlo. Jamas he estado tan solo y creo que fue la primera vez que llore de verdad, quiza la unica de verdad.

- La primera vez que estuve con mi chico, y supe que la vida tenia sentido. Fueron lagrimas de alegria, por supuesto. Lo siento, estoy en plan dramatico, me doy cuenta.

- Muchas peliculas o imagenes en movimiento me han hecho llorar: La femme d'a cote, el episodio final de Six Feet Under, E.T., Ratatouille, Nacida Libre, la escena final de la Ley del Deseo.

Impecable seleccion de musica (salvo Manu Chao, que no es lo mio). Me quedo, como era de esperar, con Prefab Sprout. Quiza te falte en la lista Tears ("the dreams in which I'm dying are the best I've ever had") for Fears.

Hagamos desaparecer a Eric Clapton. Es, junto con Carlos Gonhi, lo mas prescindible de la musica de todos los tiempos.

theodore dijo...

Oh, qué buena entrada y qué buena selección musical!! La marcalmona no podía faltar.

Yo te he visto llorar unas cuantas veces en el cine, jeje, lo que no sé es si tú me has llegado a ver a mí. Me cuesta mucho llorar, y muy pocas veces en mi vida lo he hecho. Es que uno es reprimido hasta en eso, ya sabes, jaja. Aunque recuerdo que con "Pájaros de Papel" me pegúe una buena jartá.

Besicos.

polo dijo...

Compañera Mariela: aquí quedan muy bien tus escritos. Das otras perspectivas.

Llorar en el Mercadona. Creo que habia un grupo hace años que se llamaba Driving and Crying. Bueno; si no lo hubo, tendría que haber existido.

Me acuerdo de una llorera que pasé en un taxi (el conductor ni caso me hizo) con ventipocos años, después de despedirme de mi novia de entonces y a poco de haber vivido unos meses en Inglaterra, con la cabeza hecha un lío, principalmente, con "¿Qué demonios voy a hacer con mi vida?". Una vez más, el "No me gusta vivir en España. ¿Qué hago?", etc. "¡Vaya m.f. de taxista!", alcancé a concluir.

Tu imagen del carrito recipiente de lágrimas... Tu reacción ante las lloreras: es verdad, menos sufrir y más bailar. No tengamos cuidado, que volverá la tristeza y hasta le abriremos puertas y ventanas.

Todavía no he escuchado los tangos de El Cigala. Pero ¿son tangos/tangos? Si es así, me gustarán.

Recuerdo la primera canción con la que -conscientemente- lloré y por amor (juvenil, claro). Fue una poco conocida: "Vision", de Marc and the Mambas. Hela aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=24puZAg6Zw4

Sí; es muy tristona. Mejor oírla una vez no más.
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polo dijo...

Oh, ah, squirrel, que has plasmado tres momentos de llanto a la manera del sensualista en esta entrada tan sentía.

Veo difícil reconocerme en el primero de ellos y no digo esto con ánimo de sonsacar nada. Sí ha habido lloros relacionados con padres (más bien, con madre) pero de otra forma: cuando mi mamá me ha supuesto una ayuda necesaria, cuando ha habido algún disgusto (hace ya mucho gracias a Dios), cuando ha habido algún homenaje a padre...

¿El segundo? Lágrimas de colores, lágrimas de alegría amorosa. Pues sí, alguna vez, pero, ¡ay!, bien pocas.

Y muy curiosa, por variada, tu selección fílmica. Creo recordar que con la película Ratatouille llegué a momentos de emoción -y fue en un cutrillo pero encantador cine de verano de Granada.

No vi Nacida libre. Con La ley del deseo seguro que volvería a estar al borde del llanto: la tengo medio encargada a la libería-papelería de Milagritos. Guardo un vago recuerdo de ET y ninguno de las series que no veo. Dejo para el final La femme d´à coté, obra maestra que acongoja conforme avanza la historia: película eterna.

Lojantantes: no tengo a Carlos Goñi especialmente demonizado (sin gustarme nada Revolver, claro); no está mal, squirrel, oír loR dijjos de Comité Cisne: recuerdo disfrutar con el álbum Beber el viento, que tenía un sonido muy chulo (ligeramente a lo Associates -en serio) y en el que -me temo- cantaba el tal Goñi.

De Eric Clapton, nada de nada. "Tears in Heaven" es la lamentable copla que otro habría puesto como titular de un texto sobre las lloreras, pero sho no puedo, no. De sus clásicos me acuerdo poco. Me parece el típico producto de crítico musical mayorcete que creció con el muermo de Bob Dylan y cía.

No me acordaba de "The Sound of Tears" de Prefab Sprout y, al revivirla, he visto cuán Prefab Sprout es, o sea, qué buena es.
Mano Chao me gusta. Oí muchísimo Clandestino y sus inteligentes samples, que me hizo redescubrir a Mano Negra, autores de un "Señor Matanza" que merece todas las alabanzas.

Vale, ya me callo. A disfrutar llorando y sin llorar.
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Anónimo dijo...

Uy, no sabía que el pesado de Goñi cantaba en Comité Cisne, que eran muy buenos... Pero lo de Revólver y el buen rollito es que me repatea.

LostinM dijo...

Lloré ayer mismo, por motivos absolutamente personales. No sabía que sentía, pero alegría no, fue tan irracional, entré en shock. Nada grave, positivo de hecho.

Confesar que lloramos es lo mismo que declararnos humanos (herejía) en estos tiempos tan vacíos de sentimientos en los que todo es contención y aguantar el tipo. Este post y sus comentarios me aportan esperanza, entre tanto escepticimo.

El cine actual a veces me parece lleno de trampas de los guionistas, que explotan demasiado el recurso: eso percibí cuando no pude contenerme en “Philadelphia”. Me dio rabia llorar, porque fue en momentos claramente muy calculados del film, y me sentí manipulada.

No huyo del drama, me gusta el género. Pero me pasa con “lo lacrimógeno” un poco como las películas de terror: para qué pagar por el miedo, el pasarlo mal porque sí.

Fuera del cine me espera la vida real, donde sí vivo con lo que me preocupa. A veces mis lágrimas en la sala son sinceras, pero sigo pensando que no es necesario llorar para reflexionar: no lo hago cuando leo un libro.

Me conmueven mucho más los relatos de historias reales, como las tuyas, que agradezco tanto hayas compartido, y sentir empatía.

¿Canciones? Tengo una relación de amor-odio con “Love will tear us apart” de Joy Division y “Wish you are here” de Pink Floyd.

polo dijo...

Vuelve... ¡Teo Duro!

Y yo vuelvo de ver Dos Hermanos (muy argentina), que me ha gustado mucho.

Es verdad que en el cine soy así. Con cierto cine, claro. ¿Más pelis con las que he llorado agusto?

Quizá con la que más es Les Enfants du Marais (La fortuna del vivir en infame doblaje y traducción, comme d´hab). Es una obra maestra que tengo muy mitificada (aparece en Mi Perfil de este blog) cuya visión hay que contar: al principio de la peli me dormí (Cine Corona, ya desaparecido; recién llegado a Sevilla un viernes), descanso que duró pocos minutos. Al final, acabé gimoteando laaaargo rato; la hstoria me tocó pero bien. La actuación de Eric Cantona es de sobresaliente. El guión, superior. Francia, ese gran país.

No creo que ser de lágrima fácil o difícil tenga que ver necesariamente con la represión. A lo mejor, solamente con la secreción lacrimal (Whatever that means).

Como no estuve en Pájaros de papel, me perdí tu llorera. Buááá, qué lástima.
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Margaret Dumont dijo...

Yo no soy de llorar en público, no lo hago a propósito pero soy gélida, desmedidamente, casi tanto como desproporcionada al llorar sin explicación delante de mi madre, la única que sabe tocarme la fibra sensible.

Soy más de "me pondría a llorar ahora mismo" que para mí es esa impotencia de la que se ha hablado, la rabia. Y por supuesto, soy de los "días rojos" de Holly Golightly, y las mujeres me entenderán, revoluciones hormonales que se apropian de tus emociones.

Hablo con conocimiento de causa, he pasado por pérdida de familiar en primer grado y ni aún así flaqueé. Eso sí, de repente un día uno está solo y nota "algo" y está llorando, con un motivo pero sin causa directa, aparentemente.

He llorado poco viendo cine, con Los puentes de Madison, Desayuno con Diamantes, Tiovivo 1950 (sí, qué pasa, me recordaba al Madrid de mi familia), El apartamento, La mujer X (la pillé pequeña en la tv, un dramón) y, cómo no, Cinema Paradiso. También ahora que recuerdo El cartero (de Neruda) y en general las historias de alumnos que se redimen, tipo El club de los poetas muertos o Los chicos del coro.

Confieso que en días rojos lloro hasta con los anuncios de seguros...

Margaret Dumont dijo...

Lo olvidaba, una canción: Tears dry on their own, de Amy Winehouse. :)

polo dijo...

Una breve nota, squirrel: Comité Cisne estaban muy bien y, muy a tu pesar y un poco al mío, eran Carlos Goñi y una comparsa. Entonces ese señor iba de británico y después se hizo americano con Revolver.

La portada de El final del mar ya anunciaba cosas bonitas. La canción "Ello, en silencio" es una joya de la historia del pop español. Anda, prueba a escucharla.

Todo esto se dice con cariño. Es que hay otrojantantes mucho más espantosos. Para llorar, vamos.
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polo dijo...

Se agradece, LostinM, tu jugoso comentario. Para empezar, nos sirve para acordarnos de que hay muchos lloros por ahí extraviados aunque extraviados a propósito.

"Hoy he llorado" puede pasar a ser una frase común. ¿Nos atrevemos a decir que lloran más las mujeres que los hombres?". He evitado esta cuestión porque intento no dividir a la gente más de lo que está y lo de partir al personal por el género está demasiado visto.

No sé si con "aguantar el tipo" te refieres a lo mal visto que está llorar en público. Pues me parece bien -mejor- derramar lágrimas en privado. En público me suena a exhibicionismo o a buscar compasión lastimera.

Tienes muchísima razón al hablar de las trampas de las películas en busca del llanto fácil, forzado. A mí me ocurrió con Mar adentro, con la que me eché una buena llorera. Después, pensando y repensando -y con un toque de cierto cinéfilo amigo-, me di cuenta de lo artificial que era la película y de lo forzado de la interpretación así como de las imágenes como de video-clip barato de las que se valía. En suma: pelí regularcilla que me hizo llorar.

Ahora escucho "La llorona", cantada por Chavela Vargas, y, ¡Dios mío! ¡Qué espanto!: no me gusta NADA. Eso sí que es dramatizar y vivir de las penas de los otros. Ahi se queda el párrafo políticamente incorrecto y anticantautoril.

Uno también tiene relaciones de amor/odio con las músicas. "Love Will Tear Us Apart" me ha apasionado desde siempre, hasta versionedada por Paul Young. Su sonido es ligeramente synth-pop, cosa que me encanta; curiosamente, no es una copla muy joydivisionana.

"Wish You Were Here" (¡Viva el eclecticismo de LostinM.!) me atrae menos, sin tenerle ninguna manía a Pink Floyd. La guitarra es 'bonita'; la letra es mejor; el álbum en que está incluida tiene canciones que me emocionan más.

Y gracias por tus elogios sobre los relatos reales.
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Marianma dijo...

¿Llorar? ¡estás ante el parangón del llanto!
Como bien sabes, malo malisimo, Polo servidora llora por todo, lloro porque vienes, lloro porque te vas, lloro porque llueve, lloro porque sale el sol, lloro por amor lloro por desamor, por lo bueno por lo malo, por lo justo por lo injusto. ¿Qué sería de mí sin mis momentos de llanto? Supone la explosión de la alegría y el desahogo de las penas.
Aunque hubo un tiempo en el que lloraba más de la cuenta. Observé que mis ojos se hinchaban lo que provocaba un deterioro acelerado de los mismos. Supuso la razón definitiva para divorciarme. Desde entonces no he parado de llorar, pero ya con mesura y recato, lo justo para quedarme en la mismisima gloria.
Cuantas veces nos hemos hartado de llorar juntos viendo esas descarnadoras peliculas a las que me llevas. Que, hasta verguenza nos da, ya que nadie más vive el drama con tanto sentimiento. Moqueando nariz roja, suspiros y sollozos, en fin todo un espectáculo.
Bueno hablando de otra cosa; tú cuanta amigas tienes a las que le cuentas tus infortunios?
¿Qué te hizo llorar que tuviera una linda bebita?
De cine no puedo hablar aunque recuerdo los llantos, no recuerdo las pelis, tengo ahora un lío en la cabeza que no puedo pararme en eso, espero que lo comprendas. Que tú tienes un examencillo de nada y no veas, ni saludas siquiera y yo que me juego el puesto y la salud, me amenazas con retirarme tu compresión, apoyo, disposición y cobijo. ¡Jesús María y José! todo eso vale sin duda este humilde aunque largo comentario.
Besicos desde Graná.

polo dijo...

Margaret Dumont: ¡Con ese nombre vas a triunfar en este y en otros blogs!

Es llamativo lo que mencionas de llorar, diría yo, "a destiempo". Sucede algo y uno permanece impasible. Horas o días después, el cuerpo no resiste más y llega la... ¿catarsis?

En tiempos de adolescente, de los que -por fortuna- tengo vaguísimos recuerdos vaguísimos, me dijo una vez un profe: "Perdona que te diga esto, espero que no te moleste, pero pareces un niño malcriado". De tal manera me había advertido que no me afectó nada. A los pocoR días dijo la misma frase (sin advertencia) y prorrumpí en llanto silencioso, muy largo.

Así que resulta que todos lloramos. Una vez que cerraron una más que interesante librería de mi ciudad, me comentó sobre el (localmente) famoso propietario una amiga periodista: "Es que siempre se está lamentando. Es un llorón". Me gustó la descripción "Es un llorón". Muy gráfico.

...De los días rojos de las mujeres no puedo opinar, pero, como uno padece depresiones o hpersensibilidades (mejor, tristuras o momentos bajos) cíclicas, a veces pienso que existe una menstruación masculina. O humana.

Llegas a mencionar una serie de películas que no he visto: todo un logro, Mme. Dumont. He visto muy poco cine clásico porque, más que el cine o las películas, lo que me gusta es la experiencia de estar en una sala de cine.

Así que no me pronuncio sobre Desayuno con diamantes (no me acuerdo), Los puentes de Madison (no puedo con Eastwood como director, es que no puedo con él, y esta no la he visto), Tiovivo 1950 (¿Es Garci? Uf, al principio me gustaban sus pelis pero ya no las potrosidades como You´re the One) ni tampoco puedo opinar sobre La mujer 10(NSNC, así que gracias por la información).

Me gustó El apartamento (me parece muy actual) y me emocionó Cinema Paradiso, con la que creo recordar que lloré a base de bien. El cartero (de Neruda) me agradó por la temática; hoy me agradaría todavía más por el cuelgue que tengo con América Latina. Las historias de -como tú bien dices- alumnos redimidos también me suelen atraen aunque no creo que hasta el punto de hacer brotar las lágrimas.

Me alegro mucho de tu comentario. Sabes que me gusta mucho tu blog, así que animo a todo el mundo a este lado de la blogosfera a darse un paseo por cadaunosurazón.
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polo dijo...

Oh, buen título el de "Tears Dry on Their Own". He escuchado la copla y, bueno, sinceramente, me momento me deja un poco igual, pero es que soy poco amywinehousero.

Recuerdo un buen nombre de grupo: The Tears, que fue el regreso de Brett Anderson y Bernard Butler juntos. The Tears me parece tan chulo como Las Lágrimas, que debería ser un grupo de chicas. También queda muy bien Les Larmes, también de filles.
Ah, espero que te gustara Suede; a mí me apasionó el segundo álbum, Dog Man Star y un poco el siguiente.

La última canción que me ha hecho llorar a lágrima viva es "Saint Denis", de un grupo de Córdoba (España) llamado denueve, nombre mucho más pretencioso que The Tears y autores de música muy hermosa. La letra, la manera de cantarla, las imágenes que me evoca, merecen una entrada de blog enterita. Una mañana de verano en Montevideo mereció muchas, muchas lágrimas no sé si de cocodrilo.

Escuchá, Margaret, "Saint Denis", de deneuve, si podés. Me da vergüenza poner aquí el enlace con YouTube pues aparece en este con un sonido infame. Mejor, entonces, oír el montón de tíulos de deneuve que aparecen en goear. Esto, sí:
http://www.goear.com/search.php?q=deneuve
Que las disfrutes; te lo mereces.
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El Cinéfilo Ignorante dijo...

¿Qué sería de este blog y de toda mi persona sin la presencia de marianma? Pues mucho, muchísimo menos; casi nada. Por eso tan importante tenerte aquí.

¡Eres especialista en tantas cosas! En los lloros eres más que eso. Pero hay un aspecto que me encanta de ti: cuando dices algo como "Me desperté antes de lo previsto, me lavé la cara, hice tal cosa, después lloré un buen rato y luego desayuné". El llanto como una actividad de la vida diaria; lo digo sin pena y con naturalidad.

¡Ojalá todos tuviéramos esa capacidad para el desahogo y el riego del ojo ocular, que seguro que le viene bien!

De las películas que hemos llorado juntos recuerdo dos fundamentales, ambas -creo- en el mismo cine, uno que era a la vez dijjoteca seudopija y escenario de concursos de misses, poblado de sillones dorados en una alta demostración de kitschismo. Las pelis:

1) Las invasiones bárbaras, especialmente en su final, en un ejercicio de amor a la vida -vicios incluidos y celebrados- y de redención de un pecador

2) El hijo de la novia, que inauguró una extensa lista de películas argentinas que nos han emocionado hasta convertirnos en lloricas.

Finalmente, me acuerdo de ver juntos La Duquesa, que hizo de marianma un verdadero mar de lágrimas.

Ha valido la pena tu comentario, marianma. Ya sabes que me gusta mucho cómo ejribes.

(Por si no comenta nadie más, no quiero dejar pasar
a) Sniff ´n´ the Tears, gracioso nombre de grupo que vendría a ser algo así como 'Buááá y las Lágrimas'
b) "96 Tears", de ? and the Mysterians, memorable canción sesentera de lamento masoca
c) "Tears Are Not Enough", de ABC, obra maestra musical del funk blanco que me hacía llorar de felicidad.)
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amaranta dijo...

Abriste, Polo, la espita de los comentarios, cual imparable y lenta llantina. Ahí van tres momentos "estéticos", y a la par inesperados de llanto:

Una película y una música: La primera vez que vi "Tous les matins du monde"(Alain Corneau)en la soledad de un cine bastante poblado. Y pobladas fueron mis lágrimas, que me sorprendieron, acompasadas al ritmo de la música barroca -ay viola de gamba que reúnes toda la melancolía de la tierra y de la vida-. Asaltó mi corazón ese amor austero, intenso, que traspasa la muerte, a la amada esposa, a la música verdadera, a los propios principios.

Un libro: Mucho antes, de ese modo invasor que tiene el llanto cuando nos coge desprevenidos y enteros, al leer algunos pasajes de "El barón rampante" (Italo Calvino), donde el rebelde protagonista se entregaba, desde su arbórea y aparente distancia, a las mismas pasiones de sus semejantes.

Un cuadro: Siempre me ha conmovido, de manera silenciosa y remota, "La encantadora de serpientes" (Rousseau, 'El Aduanero'). Tras la misteriosa espesura de la selva, o en los ojos brillantes de la flautista, adivino el éxtasis feroz de la vida y, nuevamente, de esta tierra que nos ata, nos hace vulnerables, nos impulsa a amar.

Porque llorar, en sus diversos modos y maneras, es quizá la máxima y más sublime expresión del sentir. Claro, eso era, sensualista.

Margaret Dumont dijo...

Jaja, sólo puntualizar que la película que me hizo llorar de pequeña (no tenía muy claro todavía el concepto de ficción) no era La mujer 10, sino La mujer X, con Lana Turner. Que Bo Derek está muy bien pero... no es mi tipo. ;)

Una lástima lo suyo con Clint Eastwood, Million Dollar Baby me apabulló tanto que lloré y me quedé callada durante unos minutos en el cine, con el estómago encogido de tanta tristeza.

El Cinéfilo Ignorante dijo...

Ay, amaranta, ¡que nos gusta esto de los lloros! ¿Será... victimismo, que también nos gusta un rato? No lo creo.

El caso es que escribes muy bien sin que yo sepa, sinceramente, a quién corresponde tu seudónimo. Si nos conocemos, te sugiero que me mandes una cartita a polosensualista@yahoo.com

Gracias por mandarnos tus tres momentos lacrimógenos.

Tous les matins du monde la vi en condiciones desfavorables: mal lugar y a trompicones, por lo que no la disfruté como habría deseado. Celebro tus frases: "en la soledad de un cine poblado". Creo que te comprendo al mencionar que se llora por amor a los principios. Es un llanto difícil de definir: un regusto a traición y a frustración.

Lamento no haber leído
El barón rampante. Llorar con un libro... me ha costado, pero recuerdo una ocasión que quedé inundado por las lágrimas en el piso superior de un acomodado chalet cercano a la ciudad de Valencia mientras pasaba la vista por un poema de Rafael Alberti que, después, no he conseguido localizar más que una vez y que se me ha vuelto a escapar. Me parece que está recogido en Retornos de lo vivo lejano y en él recuerda a su amada; más mérito tiene porque, en aquel momento, no tenía yo amada a quien ladrar ni viceversa (a lo mejor fue por eso). En el museo de Alberti, en Puerto de Santa María, los versos de ese poema ocupan un lugar importante en una de sus paredes.

Finalmente, me alegra muchísimo que menciones un cuadro. En tu caso, La encantadora de serpientes de Henri Rousseau,que supongo verías en el museo d´Orsay en París (Francia). Sabrás que cada vez me gusta más la pintura en detrimento de lo literario; me suena mucho el estilo de Rousseau. He estado navegando por sus cuadros y son sumamente atractivos; me atrae el hecho de estar situados en medios naturales y, sin embargo, estar cargados de una oscuridad surrealista.

Mencionas, en tu maravilloso estilo, "esta tierra que nos ata, nos hace vulnerables, nos impulsa a amar". Saliéndome del tema, digo: ¿esa atadura nos esclaviza a un amor que surge de la naturaleza, de la tierra? ¿No es un amor físico irresistible, que, mediante una música y demás trucos artísticos, se convierte en amor ideal? ¡Somos tan iguales pero tan distintos los humanos! A mí me resultaría difícil llorar (pero podría) del mismo modo que tú no coincidirás en el caso que te relato a continuación.

Me viene de perlas: hace, creo, tres años y pico, padecí -o disfruté- una llantera en el Museo del Prado al verme abrumado por las joyas eternas y más conocidas de Diego de Velázquez. Adoro Las Meninas, me conmueven los relatos reales del genio sevillano así como Las Lanzas. Fue plantarme ante Los Borrachos y caer en la llantina más espantosa. Era un recuerdo familiar: de mi padre (que está bien vivo gracias a Dios) hablándonos a los hermanos acerca de los rostros ensangrados de esos personajes callejeros dados a la bebida, esa forma de salírseles los ojos de las órbitas, el salón del piso de Valencia donde mis padres colocaban el panel para ver diapositivas de obra de arte (¡Eso es amor hacia los hijos y lo demás es otra cosa!) y, para rematar, la impresionante técnica de Velázquez, de las caras, del espacio, de la intensidad de la borrachera. "Don de la ebriedad", ¿no?

Tu colofón es redondo. Llorar es sentir (quitando, claro está, la llorera exhibicionista). Sensualista.

Te agradeezco muchísimo tu doble intervención
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El Cinéfilo Ignorante dijo...

¡Carambita, Margaret! ¿En qué estaría yo pensando? ¡Si yo quería escribir La mujer X, pero me traicionó un lapsus setentero! Sí, claro, Lara Turner, La Mujer X; es verdad: el glamour de Hollywood. Lamentablemente, no recuerdo haber visto la peli.

Vamos a tener una pequeña divergencia. No: no puedo con el Sr Eastwood como director; ni siquiera Mystic River me alteró lo más mínimo y eso que la protagonizaba mi admirado Sean Penn.

En cuanto a Million Dollar Baby, no, no lloré. Perdona, Margaret: le vi una discontinuidad en el guión y unos personajes que... Desolé... Aun así, ¿me escribirás una carta? Je t´en prie...
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Jessik_Bokis dijo...

A mí, lo confieso, me encanta desafiar a las pelis más "lloradas" del mundo a que consigan afectarme, no voy de chulita, lo consiguen muy a menudo, pero soy algo dura para llorar y sólo la música y alguna buena peli lo consigue... son medios que consiguen traspasar todas mis barreras casi sin darme cuenta. Sobre todo con la música.

No sé si recuerdas una peli que se llamaba "El lágrima", para algunos malísima, para mí... "correctamente curiosa". Me sentía identificada (siento si esto puede parecer amarillista, porque no recuerdo nada de la peli, sólo el detalle que le da título)... pero recuerdo que yo era pequeá y que me gustó... llorar sólo por un ojo, llamémosle un "medio romperse por dentro", no del todo, porque tu otra mitad se esfuerza por no llorar, o como yo diría, sencillamente...el otro ojo "no tiene sentimientos"... ainss, se me va la olla... ya voy frenando.

Un abrazo PAUL!!

El Cinéfilo Ignorante dijo...

Gracias por tu visita, Bokis. Se te echaba de menos, como dicen los modernos.

No conozco la pelicula El Lagrima. En todo caso, tiene un titulo muy apropiado para este texto del blog.

Me gustan esos lloros furtivos de los que hablas, nada exhibicionistas; permiteme decirte que a ti te pega mucho (como esto es anonimo, creo que se puede decir).

Si yo te cuento que he llorado con peliculas de Marisol...
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Ilden dijo...

ohhh... hasta me sentí identificada ... vital pero llorona, demasiodo sensible? ó es la naturaleza humana.
La primera parte, más de una vez nos ha pasado...
Al final ... reflexión ... nuestra naturaleza es así, hay lágrimas de tristeza, hay lágrimas de alegría, conmosión, sentires, sentimientos, sensaciones... de la vida.

El Cinéfilo Ignorante dijo...

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Se confirma, amiga Hilda, que nos gustan las lágrimas y que nosotros les gustamos a ellas. ¡Hay tantas clases de lágrimas como de momentos y de personas!

A ti tengo que decirte que dos de los momentos de llantinas están directamente relacionados con América del Sur. ¡No sé qué he visto en esa parte del mundo que la siento tan dentro!

De verdad que me negaba a marcharme de Uruguay, que ahí veía algo indefinible que me retenía y carecía de rostro y de nombre...
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